Yo, hace unos cuantos años ,era racista: era una béstia que
disfrutaba ver a las personas de otro país sufrir.
Abbas se llamaba el nuevo compañero de Bangladesh que había
venido a España buscando una mejor vida, a mi, como siempre, me ponían con los
nuevos para se ordenasen junto con ritmo de la clase. “¿Pero tu eres tonto?”. A
veces se escuchaban esas terribles cuatro desgarrantes palabras emitidas de mi
boca hacia Abbas, que se disculpaba con: “perdón, sólo explicamelo una vez mas
y ya”. Mi ceguera racista me impedía ver que Abbas era un gran tipo, un tío con
el que lo podías compartir todo. Le di una oportunidad, tomamos una tregua y,
en el recreo, con el sol fogoso de frente, charlamos:
“-¿Sabes?, eres el negro más majo que he conocido
nunca” esas palabras salieron disparadas como un rayo hacia el receptor, Abbas,
se lo solté sin pensar en las consecuencias, podría haberme mandado a la
mierda, o decir que no solo los negros son malos, pero el me respondio “Y tu,
¿a cuántos negros as conocido?”, esa respuesta me dejó atónito, de personas de
color, solo le había conocido a él a fondo, siempre, de ese tipo de personas,
me alejaba como si fuesen una plaga de cucarachas. Desde ese día mi vida
cambió.
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