miércoles, 17 de diciembre de 2014

No puedo decirlo

No puedo ser sincero, no puedo contar la verdad a nadie, no puedo admitirlo.
No puedo admitir que, cada día que pasa, las horas y los segundos me taladran, sus recuerdos se quedan dentro de mí y no salen, no quieren salir, aunque... Tampoco sé si quiero que salgan. Tampoco sé si quiero que todos esos besos nunca vuelvan, tampoco sé si quiero que todas esas sonrisas grabadas a fuego en mí se desvanezcan, se vayan y nunca más regresen.
No puedo admitir que sueño con revivir esas caricias, sueño con que esté conmigo, sueño con que nunca se haya ido.
No puedo decir que no sale de mi mente, sus palabras, sus abrazos, sus besos, si olor... No puedo evitar que todo venga a mí, viene y se queda.
No puedo evitar pensar en la forma en la que se movía el pelo, tampoco puedo dejar de recordar aquella primera vez que nos vimos o aquella primera vez que nos refugiamos debajo de aquel puente a los pies de aquella lluvia. 
Y todo porque es más fácil sonreír, es más fácil hacer ver que todo es perfecto, que estás feliz y que nadie es capaz de meterse dentro de ti, tan hondo que no pueda salir.

martes, 25 de noviembre de 2014

La dejé escapar

La dejé escapar, se desvaneció de mis manos. Dejé escapar a una mirada en la que me reflejaba, una boca que me sonreía, una mano que me acariciaba.
Dejé escapar unos brazos que me rodeaban.
Quiero que volvamos a camuflarnos con la  oscuridad, que vuelva aquel paseo a través del puente, quiero volver a memorizarte.
Quiero volver a dormir y soñar, quiero volver a despertarme y sonreír, quiero volver a disfrutar y no sufrir.
Quiero volver a decirte que no tengas miedo, volver a prometerte que estoy contigo y nunca me iré.
He dejado escapar esos abrazos por la espalda que me estremecian, esos mordiscos en la oreja, esas caricias que me enrojecian, esos bailes a medianoche esas estrellas que se dormían.
Se fueron esos sueños que quisimos cumplir, esa vuelta al mundo, aquel salto en paracaídas, ese viaje en coche con destino a una carretera hacia ninguna parte.
Y fue mi culpa, solo mía, solamente yo tengo el poder de torturarme viendo aquella foto en aquel lugar del que no nos acordamos. Solo yo tengo el poder de torturarme escribiendo a alguien que se ha convertido en una sombra. Solo yo me torturo retratandote en palabras.
Así que adiós, yo te dejé escapar y ahora lo lamento, tu ya me olvidaste y yo me he dado cuenta de que nunca lo haré. Tu no miras atrás, yo desearía retroceder en el tiempo, retroceder al primer beso, retroceder a la primera mirada, retroceder al primer momento. Yo estare aquí para barrer tu tristeza y, mientras tu te estás yendo, yo sigo escribiendo con la tinta de una lágrima.

jueves, 2 de octubre de 2014

Estoy cansado.

Ese ardor en la punta de los dedos, esa sensación extraña alrededor de la cabeza, esa sonrisa al recordar. Ese sudor frío recorriendome la espalda.
Esa lágrima que atraviesa mi nariz y me hace estremecer.
Y escribo, escribo a la sombra por que la luz me hace recordar, escribo y no pienso, solo escribo, solo te escribo. Y me voy consumiendo a la vez que la tinta de un boli.
Y no quiero seguir siendo el que ya no te despeina, el que ya no te abraza, el gilipollas al que ya no besas.
Y escribo tarareando el eco de tu voz que, aún después de tanto tiempo, sigue sonando. Y es que no quiero estar así, no quiero volver a despertarme arrastrando el aroma de tu recuerdo, no quiero volver a mirar al horizonte y escuchar tus palabras por que estoy cansado, cansado de recordar, cansado de sufrir. Me cansé de pensar, me cansé de mirar al techo tumbado en el frío suelo. Y ya no puedo más, estoy cansado. Cansado de amar.

Y con la inspiración de la soledad escribo.                                 
Y con la inspiración de la soledad me desintegro.
Te pensaré por última vez esta noche, te escribiré por última vez y después te olvidaré. O eso espero

domingo, 31 de agosto de 2014

Miradas.

Hay momentos en los que una persona tiene que saber lo que quiere.
Arriba o abajo, dentro o fuera, odiar o amar.
Levantas la vista y lo único que ves frente al espejo es desesperación, desesperación por unos ojos que ya no miran, por unos brazos que ya no abrazan, por unos labios que ya no besan.
Levantas la vista y lo único que ves es una mirada perdida examinandote, lo único que ves es indecisión, indecisión por no saber que hacer, si correr o quedarte quieto, si ser tu o ser como los demás quieren que seas.
Levantas la vista y ves un espejo que te mira, ves ira, ves sufrimiento pero sigues sin saber que hacer, ves añoranza pero sabes que ella no va a volver.

martes, 29 de julio de 2014

Díselo.

Era el sonido de un piano retumbando en mi mente, era yo luchando por encontrar de donde venía, una melodía tan perfecta con el único acompañante que el silencio vacío de una sala, entonces desperté y ahí estaba, ella estaba frente al piano.
Díselo, diles quien fue aquel que dio su vida por tus ojos, diles quien fue esa persona que te acariciaba, díselo, diles quien te besaba el cuello, diles quien te dejaba su olor en la ropa, diles quien bailaba esa canción agarrado por tus caderas, quien te miraba a los ojos y te decía lo mucho que te amaba, quien te sorprendía por la espalda, diles que fue eso que te dijo aquel día de aquel mes, díselo. Y diles también a quien amabas. Diles a quien le hiciste descubrir el amor. 

Y adivina qué, esa persona a la que le hiciste todo eso, esa persona que daba su vida por tus ojos, que te dejaba el olor pegado, te sigue queriendo.

lunes, 30 de junio de 2014

Lo recordé.

Estaba en casa, sentado en el sofá verde que hay en frente de la televisión, aunque tenía la televisión apagada, la televisión y la luz, estaba toda la casa a oscuras sintiendo el manto gris que da el blanco de la luna, estaba toda la casa a oscuras y se respiraba un aroma de nostalgia, estaba sentado en el sofá verde pensando, recordando que hace dos días estaba entre mis brazos, estaba dedicándome sonrisas que, a día de hoy considero simuladas. Recordando la pasión que nos unía, el lunar en su hombro y su risa empapada de carmín. Acordándome de los segundos triplicando su velocidad, su mirada marrón, su fuego, ese fuego que brotaba, ese fuego que cegaba, ese fuego que daba vida a las estatuas. El fuego que salía de su cabeza y caía por su espalda. Recordando momentos, los baños en el mar, los juegos infantiles, las miradas enamoradas. Un amor, parecía, que nunca se acababa.
Y me levantaba y daba vueltas a la mesa, me levantaba y miraba al techo, miraba al techo sin saber qué hacer, me levantaba y tumbaba esa fotografía que me perseguía con la mirada.
Bajaba las escaleras a las doce de la noche con las luces naranjas de emergencia alumbrando mi rostro afligido. Daba pasos de sonámbulo, cada paso que daba resonaba en mitad de la noche, miraba a los lados, miraba al cielo falto de estrellas y miraba mis manos congeladas. Sintiendo su recuerdo en cada rincón de mi mente, en cada palabra, en cada sombra, en cada sonido. Sintiendo su recuerdo recorriéndome el cuerpo bajo la luz de una farola. Recordando la harmonía que desprendía ese piano que tocaba, recordando los susurros, recordando su aliento en la oreja cada vez que me susurraba y evocando cuando se mordía el labio con ese erotismo que la caracterizaba. Recordando los besos en aquella esquina del cuarto, recordando aquel rubor, reproduciendo en mi mente aquella utopía.
Y se ha ido, y ya no está, jamás volverá a personificar el amor con un beso. Y notaba la lágrima descender por mi mejilla, notaba la lágrima morir en la comisura de mis labios, notaba el sabor a sal. Cada paso de funambulista me acercaba al lugar a donde no quería llegar, o sí. Cada mirada al suelo me hacía evocar su olor, su sabor, sus caricias.
Pobre necio, un necio que anhela un cuerpo al que abrazar, unos brazos a los que acariciar, una piel de porcelana a la que observar, inepto que ansía volver al pasado por unos minutos, iluso que suspira por recuerdos ahora perdidos en la memoria, pobre necio.
Quiero que me vuelva a abrazar, que bailemos a la luz de unas velas a las que se les va acabando la cera, quiero volver a perderme en sus caderas y encontrarme en su pupila, quiero otra puesta de sol, otro amanecer, otro atardecer, quiero volver a dejarme llevar y tan solo sentir, sentir que me quiere, sentir que la quiero.
Y lo recordé, recordé su última palabra, ese adiós amargo, esa lágrima de dolor, ese llanto reprimido.
Recordé como, a su lado, todo era más fácil. Y llegué a mi destino.

Llegué a donde todo comenzó, a la primera mirada, el lugar donde nos vimos por primera vez, llegué a la primera caricia, el primer beso, el primer abrazo, llegué al sitio  donde pasamos nuestra primera etapa de enamorados escapándonos de todo, a nuestra primera discusión, a nuestra primera reconciliación con un beso, el punto mágico en el universo que nos había visto sonreír, ese punto en el mapa que había presenciado como se me ponían los pelos de punta cada vez que pasaba por delante de mí, que había visto como, poco a poco, me iba enamorando, paso a paso, mirada a mirada, beso a beso.

Llegué aquel lugar que me había hecho comprender el significado del amor.

sábado, 31 de mayo de 2014

Indescriptible.

Verla,  verla y quererla en silencio,  como en los viejos tiempos. Verla y sonreír, estar con ella y olvidarme de todas aquellas cosas que fluyen por mi cabeza.
Y no puedo expresarlo.
No puedo expresar lo que siento, no puedo definir lo que siento al respirar su esencia estando a mi lado.  No puedo expresar lo que siento cuando su mirada se abre paso perforando las puertas de mi corazón.
Es imposible describir su sonrisa, al igual que es indescriptible ese lunar que tiene asomándose por encima del vestido,  apoyándose en su hombro.
Verla,  verla y quererla en silencio, verla y querer transformarme en aquella caja con una muñeca bailarina, aquella caja que mira todos los días. Querer transformarme en todo aquello que la hace sonreir.
Verla y sufrir, sufrir porque no me atrevo a recogerle el pelo por detrás de la oreja, sufrir por que no puedo entrelazar mis dedos con los suyos. Sufrir por verla.
Y no puedo expresarlo.
No puedo expresar lo que siento cuando me habla al oído y siento su aliento en la oreja, no puedo expresar lo que siento cuando me habla al oído y rozamos las comisuras de nuestros labios.
No puedo expresar lo que siento al verla mirando por la ventana, perdiéndose entre las hojas verdes y amarillas que emiten los árboles.
No puedo expresar lo que siento al ver cómo su pelo se me escapa dando la vuelta a la esquina.
Soy incapaz de describir el amor.

miércoles, 30 de abril de 2014

¿Volver?

Volver a esas noches mirando al techo, respirando pausadamente con todas las luces apagadas y escuchando el sonido del reloj.
Vuelta a miradas reveladoras que desvelen mis "te quiero" mas profundos y sinceros.
De vuelta a ese sufrimiento constante, a esa sensacion de tener un nudo en el intestino, vuelta a tener esa sensacion que me da frío y calor y de vuelta a soñar con buenos momentos.
Volver a hacer todo aquello que hacía, pensar en todo aquello en lo que pensaba, sentir todo aquello que sentía.
Volver a esos amaneceres vacíos, a esas tardes desgarradoras, volver a esas noches solitarias.
Retroceder a esos tiempos en los que cada minuto sin ella al lado era un minuto de sufrimiento, retroceder a todo aquello que me hacía protegerme en mi coraza, retroceder a todo aquello que me hacía sufrir. Volver a todo aquello que tanto me costó superar.
Volver a aquellos sueños de su boca con la mía, aquellos sueños de los paseos por la playa y las siestas en la arena, aquellos sueños de besos, miradas, aquellos sueños de caricias que nunca llegaban.
¿Eso quiero? ¿de verdad quiero retroceder a todo aquello?

¿De verdad quiero volver a sufrir?

lunes, 31 de marzo de 2014

La pluma.

Un águila marron con manchas blancas alza el vuelo y surca los vientos con una maestría que resulta admirable. No hay nada que se escape a ese ojo que todo lo ve, el lago transparente, la oveja sin rebaño, ese animal que no distingue pero que está herido, todos esos arboles que rellenan el paisaje de un marrón otoñal.
Nada se escapa a su ojo.
Sigue volando y poco a poco va elevando la altura hasta que decide caer en picado. En ese mismo instante, en esos pocos segundos se ve una pluma desprenderse del cuerpo del animal, una pluma de un blanco resplandeciente.
Mientras el ave se aleja y sigue cortando los vientos con su pico dorado, la pluma se queda descendiendo en el aire poco a poco, siendo maltratada por el viento el cual la zarandea con agresividad. De fondo se escucha el sonido del grito del águila. Y ahí sigue la pluma, resistiendo al maltrato, hasta que acaba en el lago. Es arrastrada por el lago, a veces a la derecha, otras a la izquierda. Esta sola, nadie la acompaña, a partir de ahora vivirá con miedo de tener que enfrentarse a las adversidades sola.
Nadie acompaña a la pluma.
Y eso duele.

viernes, 28 de febrero de 2014

Mi coraza.

Me acuerdo de cuando te leía mis textos con la luz tenue, el sonido de un saxofon y nuestros sentimientos a flor de piel.
Me acuerdo de cuando me clavabas la hoguera de tu mirada y penetrabas la saeta de tu sonrisa en mi pensamiento sin ni siquiera intentarlo.
Me acuerdo de la pasión corriendo por mis venas a toda velocidad, el amor recorriendo mi cuerpo.
Recuerdo el secreto de tu risa, todo lo que ella decía y, a la vez, todo lo que escondía. Fue esa risa la que se introdujo en mi subconsciente cortandome el sueño y fue esa risa la que hace que una vocecilla grite cada vez que la veo.
Toda mi vida, desde que tengo consciencia, la he pasado siendo un necio, persiguiendo sonrisas perdidas y esperando miradas enamoradas.
Toda mi vida me la he pasado en el refugio de una mirada perdida en el reflejo de los charcos del camino.
Toda mi vida he buscado algo inexistente para terminar buscando la armonía de un abrazo de nosotros dos.
Toda mi vida la he pasado debajo de una coraza.
Una coraza que se viene abajo por un abrazo suyo.