miércoles, 17 de diciembre de 2014

No puedo decirlo

No puedo ser sincero, no puedo contar la verdad a nadie, no puedo admitirlo.
No puedo admitir que, cada día que pasa, las horas y los segundos me taladran, sus recuerdos se quedan dentro de mí y no salen, no quieren salir, aunque... Tampoco sé si quiero que salgan. Tampoco sé si quiero que todos esos besos nunca vuelvan, tampoco sé si quiero que todas esas sonrisas grabadas a fuego en mí se desvanezcan, se vayan y nunca más regresen.
No puedo admitir que sueño con revivir esas caricias, sueño con que esté conmigo, sueño con que nunca se haya ido.
No puedo decir que no sale de mi mente, sus palabras, sus abrazos, sus besos, si olor... No puedo evitar que todo venga a mí, viene y se queda.
No puedo evitar pensar en la forma en la que se movía el pelo, tampoco puedo dejar de recordar aquella primera vez que nos vimos o aquella primera vez que nos refugiamos debajo de aquel puente a los pies de aquella lluvia. 
Y todo porque es más fácil sonreír, es más fácil hacer ver que todo es perfecto, que estás feliz y que nadie es capaz de meterse dentro de ti, tan hondo que no pueda salir.