Todavía recuerdos nuestros labios labios juntos formando uno solo, nuestras lenguas
jugando a encontrarse en la boca de la otra persona, nuestros ojos cerrados.
Todavía recuerdo de que manera sensual y, a la vez, agresiva, que presionabas mi pelvis
contra tus caderas de cerámica fina mientras me clavabas en los ojos tu iris color marrón, color madera recién tallada.
Todavía recuerdo tu sonrisa roja dibujada en la inmensidad de mis labios.
También recuerdo como rellenabas las cuencas vacías que hay entre mis dedos con los
tuyos y me sostenías las manos para, después, ponerlas en tu espalda, a escasos centímetros de tus caderas.
Recuerdo
como nos reíamos parecíamos esos niños que se sienten en la cima del mundo
cuando su columpio se eleva alto; pero no nos importaba, eramos felices.
Recuerdo
tu frente en la mía, nuestras narices pegadas y nuestras respiraciones en el
rostro del otro.
Recuerdo
acariciarte el pelo y ponértelo detrás de la oreja y también recuerdo besarte
el cuello a la par que tu cerrabas los ojos.
Recuerdo
esa tarde en tu salón, ese amanecer en la playa, ese anochecer en tu cama.
Recuerdo
como me acariciabas la nuca.
Cuando
te llevé lejos, lejos de todo, aislados de este mundo que, cuando mas lo
necesitamos, nos da la espalda de un modo tan cruel que incluso duele. Cuando te
llevé lejos a la playa lo recuerdo bien, no te gusta nada la montaña. Fue divertido
porque ese día en ese momento, ese día, esas horas, ahí no había nadie, solos
tu y yo. Parecía casi hecho a propósito. Tu y yo en una inmensa playa de arena
blanca sin nadie a nuestro alrededor.
Bajo el
sonido de las ruidosas olas estrellándose con las rocas que se camuflan bajo el
color del agua te beso y, mientras recorro tu muslo con mis dedos, inhalo ese
aroma que solo desprenden las playas,ese refrescante y prefecto aroma, mezclado
con tu olor. Todo es perfecto. Todo era perfecto.
Que preciosa
estampa formábamos tu con los ojos cerrados cara al cielo azul sin apenas
nubes, con el pelo revuelto, disperso por la toalla y yo con las manos sobre la
cabeza y con una sonrisa boba en la cara que demuestra lo mucho que te quiero,
¿Te
acuerdas de ese día? Yo nunca lo olvidare.
Pero tu
nunca lo recordaras, claro que no.
Malditos
sueños.