miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Recuerdas?


Todavía recuerdos nuestros labios labios juntos formando uno solo, nuestras lenguas jugando a encontrarse en la boca de la otra persona, nuestros ojos cerrados.

Todavía recuerdo de que manera sensual y, a la vez, agresiva, que presionabas mi pelvis contra tus caderas de cerámica fina mientras me clavabas en los ojos tu iris color marrón, color madera recién tallada.

Todavía recuerdo tu sonrisa roja dibujada en la inmensidad de mis labios.

También recuerdo como rellenabas las cuencas vacías que hay entre mis dedos con los tuyos y me sostenías las manos para, después, ponerlas en tu espalda, a escasos centímetros de tus caderas.

Recuerdo como nos reíamos  parecíamos esos niños que se sienten en la cima del mundo cuando su columpio se eleva alto; pero no nos importaba, eramos felices.

Recuerdo tu frente en la mía, nuestras narices pegadas y nuestras respiraciones en el rostro del otro.

Recuerdo acariciarte el pelo y ponértelo detrás de la oreja y también recuerdo besarte el cuello a la par que tu cerrabas los ojos.

Recuerdo esa tarde en tu salón, ese amanecer en la playa, ese anochecer en tu cama.

Recuerdo como me acariciabas la nuca.

Cuando te llevé lejos, lejos de todo, aislados de este mundo que, cuando mas lo necesitamos, nos da la espalda de un modo tan cruel que incluso duele. Cuando te llevé lejos a la playa lo recuerdo bien, no te gusta nada la montaña. Fue divertido porque ese día en ese momento, ese día, esas horas, ahí no había nadie, solos tu y yo. Parecía casi hecho a propósito. Tu y yo en una inmensa playa de arena blanca sin nadie a nuestro alrededor.

Bajo el sonido de las ruidosas olas estrellándose con las rocas que se camuflan bajo el color del agua te beso y, mientras recorro tu muslo con mis dedos, inhalo ese aroma que solo desprenden las playas,ese refrescante y prefecto aroma, mezclado con tu olor. Todo es perfecto. Todo era perfecto.

Que preciosa estampa formábamos  tu con los ojos cerrados cara al cielo azul sin apenas nubes, con el pelo revuelto, disperso por la toalla y yo con las manos sobre la cabeza y con una sonrisa boba en la cara que demuestra lo mucho que te quiero,

¿Te acuerdas de ese día? Yo nunca lo olvidare.
Pero tu nunca lo recordaras, claro que no.

Malditos sueños.

viernes, 10 de mayo de 2013

El problema es mío


Como un vendaval llegaste a mi vida y, no sé cómo, te me quedaste dentro, muy dentro de mí.

Hay veces que no tengo palabras para expresar lo que siento, veces en las que las palabras me sobran y no puedo parar, las palabras salen y forman oraciones, letra a letra expresando lo que sueño, vivo e imagino, veces que me sobran las palabras hasta en persona y me debería callar para no cagarla cada vez que abro la boca para hablarte. Hay veces que te odio aunque esté enamorado de ti, veces que iría a tu casa caminando sonriente bajo la lluvia para, solamente, conseguir un abrazo tuyo, veces que no se ni lo que quiero.

Ahí es cuando me doy cuenta de que el problema no está escondido en ti, sino que se encuentra cabizbajo, asustado, en uno de los escondites que hay entre las cuatro paredes de mi cabeza.

El problema está en mí, el problema lo tengo yo, pero claro, es mucho mas fácil echarle la culpa a alguien a quien amas