jueves, 19 de diciembre de 2013

Apocalipsis.

Como un velero que se aleja de la costa movido por la bravura del viento, como una gota de lluvia caminando por el cristal de un coche, como las oxidadas cuerdas de una guitarra siendo punteadas con destreza.
Es una noche oscura, triste, de velas apagadas, de sonido de lluvia, de silencio.
Y parecía que todo se paralizaba cuando me sumergía en el mar rebelde de sus ojos, por desgracia, solo lo parecía.
Verla pasear sus dedos por un piano negro, enlazando notas, creando arte improvisado. Acariciarla por la espalda. Besarla mientras sonríe. Sentarme a su lado oliendo su perfume y escuchar y sumergirme en su melodía.
Sentir que podía volar tomando de avión su sonrisa. 
Rodear su cuello con un brazo y que el exterior no exista, llegar a casa y descubrir que huelo a ella.
Ser esclavos uno del otro, presos en una carcel llamada amor. 
Tenerla dormida sobre mi pecho y soñar con ella.
Cómo me gustaría volver a ver su mirada, volver a ser el arquitecto de su sonrisa.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Reflexiones de una noche apagada.

Pues aquí voy, aqui sigo, tirando, sufriendo, soñando, riendo pero de mentira, aparentando ser feliz a pesar de que me falte un pilar en mi vida. Aquí sigo, aqui seguimos mi sombra y yo divagando a la deriva de la vida, aqui seguimos haciendonos preguntas sin respuesta, aqui seguimos.
Quizá suene a tópico pero llevo noches soñando con besarte, con acariciarte.
Quizá suene a tópico pero quiero volver a besarte, quiero volver a acariciarte.
Quizá suene a tópico pero te quiero.
No estoy bien, estoy mal, estoy triste, deprimido, estoy desanimado, estoy con ganas de tirarme en el colchon y olvidarme de todo, olvidarme de mi, olvidarme de ella, olvidarme de todo.
Ahora mismo me encuentro tumbado en mi cama gritandole a un papel en blanco y a una mente en negro.
A veces, la vida tan solo es una mancha de tinta.
A veces, la vida tan solo es una cerilla que se esfuma rápidamente y acaba quemándote el dedo.
A veces, la vida ni siquiera es vida.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Y se fue para no volver.

Miré a mi derecha y ella ya no estaba, no estaba a mi lado como siempre. Y me empecé a preocupar. Ella, una de las personas que mas me importaban ya no estaba.
Y lo recordé, recordé que ella estaba en ese momento en la parte trasera de un coche camino del cruel destino, recordé su ultima mirada triste, la ultima mirada que me dedicó
Y lo recordé, recordé su ultima palabra, ese adiós de sabor amargo, esa lágrima de dolor, ese llanto reprimido.
Y recordé que se fue, recordé que se fue para no volver dejando a mi corazón en soledad arropado por una sombra umbría.
Me sentía inutil, incapaz de cualquier cosa.
Pongo el grito en el cielo, que me escuche todo el mundo, que escuche el universo que este mundo es injusto, que escuche el mundo que este dolor es inhumano.
Y pasaron los días y, para mi, la luz ya no existía, todo era gris, todo es gris.
Gris, a eso se ha reducido todo, ahora todo se resume en recuerdos en blanco y negro.
Y se fue para no volver.
"Borrón y cuenta nueva" dicen algunos "soy incapaz" les respondo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Confuso.

Me siento impotente, como si no pudiera hacer nunca nada, como si nunca fuera a besarla, a oler su cuello, a acariciar su espalda. Me siento con ganas de abrazarla pero siento que nunca más podra suceder. Siento que todo lo que me dice es mentira, siento que nunca podré volver a bromear con ella, siento que nunca podré reirme y luego pedirle perdón reprimiendo una sonrisa a propósito.
Quiero que nuestras lenguas se encuentren en un abismo de pasión y perderme entre su saliva y acariciar su pelo y oler su cuello y besarla toda.
Quiero pasar las tardes junto a ella en su casa viendo una peli y riéndonos de nuestras tonterias. Pero siento que no puedo, siento que cada vez el pensamiento de nosotros dos encima de un sofá rojo dormidos abrazados se va alejando hasta no quedar un resquicio de lo fué y no quiso ser.
Siento que ese pensamiento es algo que se aleja para no volver.

Mis sentimientos hacia ella son algo que no sé describir ni yo... ¿eso es bueno o malo? No lo sé, lo unico que sé es que es una putada, es una putada no estar ahora mismo riendome de lo que dice, es una putada estar aquí y no allí, con ella, es una putada saber que no me quiere, pero aún es peor no saber si yo la quiero a ella.

Siento que nunca me podrá querer.

jueves, 29 de agosto de 2013

Solo.

Esos momentos en los que te sientes solo y hundido, esos momentos en los que lo unico que esperas es coger los guantes y darle de hostias a un saco, esos momentos en los que no te sientes, eso momentos en los que piensas que no le importas ni le importaras nunca a nadie, esos momentos en los que miras al espejo y miras con odio por que no quieres ser tu, simplemente no quieres ser, no quieres ser ese chico que aparenta ser tan feliz y por dentro tiene un mundo en ruinas, no quiere ser ese chico que saludan por compromiso, no quieres ser ese chico que nadie valora, no quieres ser ese chico que nadie se acuerda de el. Esos momentos en los que no quieres ser tu por que te odias, odias tu forma de ser, odias tu cuerpo, odias todo tu ser. Esos momentos en los que te das cuenta que estas solo, que no hay nadie, nadie que te pregunte donde ni como estas, nadie que te salude, nadie que te acompañe en este camino y lo haga mas llevadero.

Esos momentos en los que ves la realidad tal y como es.

lunes, 26 de agosto de 2013

Frenesí.

Primero te arrinconaría entre mi cama y la pared mientras te beso y te acaricio el pelo. Luego, con los ojos cerrados y los dientes en tu cuello, buscaria los botones de tu camisa para desabrocharlos, cerrados no hacen nada util. Mientras te acaricio las caderas, busco como un explorador el cierre de tu sujetador. Con tu parte superior del cuerpo al descubierto, empezaria a pasarte la lengua por todo el cuerpo para terminar con un beso húmedo y una mirada pícara. ¿Todavía tienes puestos los pantalones? Tranquila que de eso me encargo yo. Me quito la camisa color negro y dejo al descubierto mi torso desnudo para abalanzarme sobre tu bragueta de botones blancos. Ya están los cinco desabrochados. Unos vaqueros cortos de tela fina y suave caen al suelo, detras mia, no se donde los he lanzado. ¿De verdad importa? Vuelvo a tu cara para besarla, para no dejar ni un centímetro de tu piel, vuelvo a tu boca, vuelvo a tus labios, vuelvo a cerrar los ojos y a quitarte la prenda que te queda a ciegas. Mi mano se acerca poco a poco a tus partes bajas para adentrarse bestialmente en ellas. Está húmedo. Termino de quitarme yo mi ropa con torpeza, pero sin dejar tus labios desocupados. Me tiro encima tuya. Dos cuerpos completamente desnudos y sudorosos, nuestros cuerpos desnudos y sudorosos. Te acaricio el cuello mientras tu me observas de arriba a abajo. Me pongo debajo. Ahora eres tu la que parece una loba hambrienta en busca de su alimento mas preciado: yo. En tu cara solo se refleja la  
Personificación del placer. Te muerdes el labio mientras me revuelves el pelo y me besas las orejas con impaciencia, me desarmas. Acaricio la curvatura de tu espalda y mis dedos vuelven a tu interior, tus gemidos me impulsan a no parar, a hacerlo mas rápido. Nuestros latidos están cada vez mas alterados y nuestras caras estan cada vez mas rojas. Con un leve movimiento tuyo de cadera me pones encima, ni siquiera se como lo has conseguido, y me pones suavemente las piernas sobre los hombros. Tu mirada picaresca solamente me dice una cosa: "hazlo" ¿quien soy yo para contradecirte? Y comienzan mis fuertes embestidas y tus gritos de placer, y comienzas a arañarme la espalda como si no existiera un mañana, y comienzas a suspirar por detras de mi oreja, los embates se van haciendo cada vez mas frecuentes. Sigo sin saber cuán fuerza tiene tu pelvis pero te pones de nuevo encima, veo que no has parado de morderte el labio en todo el rato. Veo tu imagen en un angulo que, a primera vista, parece recto con mi cuerpo y te veo subir y bajar mientras te sujetas el pelo con las manos para, posteriormente, ponerlas en mi pectoral y acercar tu cabeza a la mia para besarme agresivamente, vuelves a tu posicion, tus gemidos se hacen mas sonoros y tienes la cara rojísima. Y ya llegas. Un gemido enorme de larga duración emitido a pleno pulmon para formar un orgasmo tremendo. Te tumbas encima de mi, agotada, y es mi turno. Te agarro las nalgas fuertemente y doy una ultima embestida para seguir con un gemido de placer escandaloso.

domingo, 25 de agosto de 2013

Y se fue.

No puedo evitar echarme la culpa de todo, de todas sus peleas, de su marcha, de sus lágrimas.
Fué mi culpa, si no hubiera sido por mi, ella ahora estaría en su casa, contandole un cuento a su hermano pequeño para que se durmiera, luego se daría una ducha y a dormir, pero no.
Ahora yo me pregunto ¿que habria pasado si no la hubiera conocido? Quizás no habría experimentado las sensaciones que produce el amor, no hubiera experimentado las sensaciones de profunda tristeza al ver ese coche perderse entre los semáforos verdes.
Miles de preguntas bombardean ahora mismo mi cabeza, dudas que surgen, moribundas, desde mis entrañas. ¿Se acordara de mi o simplemente seré "el chico del año pasado"? ¿Estara abrazando a otro ahora mismo? Sus besos, ahora mismo, ¿serán de otro?
Las sonrisas que me arrancaba, los besos con los que me hacía callar, las tonterías que hacía en mis dias negros para hacerme reír, las sorpresas que me daba, las veces que me tapaba los ojos y me preguntaba quién era.
Y se fue, y se fue dejandome solo, y se fué dejandome en un mar de soledad y miseria que me mata por dentro.
Ante la gente que sabe esto le digo que todo está bien, que está superado. Mentir sabemos todos.

Me duele pensar en todo esto. Me duele pensar.

viernes, 26 de julio de 2013

Todo tiene un final.

Aceptémoslo, todo acaba, podemos estar tan cegados por una persona que parezca infinito pero no nos engañemos, eso acabará.

Como una ola al romperse por chocar contra un acantilado, como un papel que se quema poco a poco hasta que llega al punto en el que se desvanece por completo, como un coche que se aleja a toda velocidad a pesar de que lo intentas alcanzar con todas tus fuerzas. Como aquella lágrima que murió bajando ligeramente por su cuello. Como ese colgante que le regalaste y ahora, seguramente, yacerá en un cajón lleno de cosas inútiles, si no está en la basura.

Ese metal oxidado, ese papel roto, ese reloj que cesa su tick tock.

Esa última canción que escuchaste en su cuarto mientras la acariciabas.

Esa última esperanza de que se quedara junto a ti.

Quizás podría haber hecho algo más para que se quedara aquí, algo más para que no se marchara, quizás. Quizás no, quizás me habrían mandado a la mierda una y otra vez hicieras lo que hicieras.
Quizás no debería, desde que se fue, haberme quedado noches enteras reviviendo momentos que para lo único que sirve es para quedarme en vela maldiciendo el momento en el que la conocí.

Y no nos engañemos por que todo se desvanece, parece que no, pensamos que no, pero nos engañamos.



Quizás no debería haber sido tan gilipollas de enamorarme.

Ahora vivo con el miedo de que su recuerdo también se desvanezca de mi cabeza.

lunes, 22 de julio de 2013

Aprovecha, no seas tonto.

Una sala vacía escuchando voces de fondo. Un sueño que nos atormenta pero sin ser pesadilla. Unos ojos marrones que sientes que te miran cada noche, que recorren tu perfil cada minuto pero estás solo. Un túnel vacío. Unos cuadros pintados en gama de gris en los que no se puede sacar nada en claro. Un pitido intenso, un grito suave, un susurro que te eriza el bello. Una mujer preciosa apareciendo en tus pensamientos cada vez que pestañeas. Esa mujer que te gusta aunque desconoces el porqué. Una pelirroja que se fue dejándote en la mísera soledad. El último beso que le diste a esa persona que ya sabes que no va a volver, que está lejos, que sigues amando. Sus latidos alterados cada vez que rozabas su cuello. Una mesa que cojea, un boli que deja de escribir. Una sonrisa que se escapa de tu alcance y se va alejando hasta perderse en el horizonte. Un libro de tapa dura con polvo del paso de los años. Un último mensaje, unas últimas palabras, un último abrazo, una última sonrisa.

Todo tiene un final, nadie sabe si tarde o temprano pero el fin llegará. Se tiene que aprovechar todos y cada uno de los momentos buenos, y te lo digo por experiencia, si no lo haces eres tonto, no sabes que te estás perdiendo. Aprovecha cada sonrisa que te lance, aprovecha cada tontería que haga, aprovecha la vida, aprovecha los momentos buenos y huye de los malos pues son eso: malos.




Aprovecha cuanto puedas pues todo se desvanece. 

sábado, 29 de junio de 2013

Núria

Sus ojos marrones, su risa tonta, su pelo rojo, su lunar en el hombro. Ella lo era todo, era mis alegrías e incluso el origen de todas mis penas pero aun así lo era todo. El amor, que cosas tiene la vida, hoy estamos empeñados en decir que no al sufrir y al día siguiente seríamos capaces de tirarnos a un abismo con el único fin de que esa persona no sufra más. Qué paradoja. Era gracioso como se reía, era reconfortante como me miraba, era perfecto como me abrazaba. Es gracioso, podemos sufrir mucho y podemos decir que no, podemos decir que nunca jamás volveremos a recaer en el inmenso dolor que produce esa sensación indescriptible que es el amor, lo jodido es darnos cuenta que no vamos a recaer porque ya hemos recaído. Lo jodido es darse cuenta que, después de un año, la sigues queriendo como cuando estabas sentado con ella en el sofá de su casa viendo una película acariciándole el muslo. Vuelve. Ojala fuera dicho y hecho pero no. Es difícil darse cuenta de a cuanto pueden ascender los límites de lo imposible, es difícil darse cuenta que cada día aunque ella esté lejos la quieres más, de que la llama no se apaga, de que cada vez que casi te das cuenta miras para otro lado porque no quieres saber que aún la sigues amando como a nadie. Núria. Una sonrisa, una mirada, una lágrima de alegría dirigida hacia mí, una carcajada, un beso tierno, un abrazo fuerte. Pavor me da pensar que nunca podré repetirlo, miedo me da recordar que ya no estás. Y entre estas líneas está escrito tu nombre, entre estas líneas están escritos mis sentimientos. Una pelea de almohadas, un paseo por el bosque, un baño en la playa, unos recuerdos inolvidables, un sufrimiento que se crece. Aunque no me leas, aunque no nos veamos, quería despedirme como me hubiera gustado y no como lo hice en su momento, con gesto inexpresivo y con mirada de odio a cierto ser. Me hubiera gustado decirte adiós, me hubiera gustado decirte que todo saldría bien. Pero habría mentido. No creas que olvidar es fácil pues te equivocarás, querido lector, no creas que ignorar al amor no es difícil pues te habrás vuelto a equivocar. Una despedida, una carta, un beso, una brisa de aire, el polvo que se escapa por la ventana. Sublime era tu mirada. A medida que escribo, las palabras se van agotando, a medida que escribo mis palabras retumban en mi interior, a medida que te escribo tu recuerdo se crece dentro de mí. Ella era la única que me comprendía, la única que me rodeaba con sus brazos cuando algo malo me había pasado, la única que le daba igual que malas lenguas hablasen, la única que supo ver más allá de mi apariencia.


Adiós, querida pelirroja. Adiós, Núria.

domingo, 2 de junio de 2013

Vivir o morir.


El silencio absoluto se ha apoderado de este lugar, de este campo, de estas tierras. Mis pasos no se escuchan y doy gracias al cielo por ello. Avanzo y veo las miradas aterrorizadas, los gestos faciales con el terror apoderándose de todo, de todos. Me obligo a prometer el no mirar a los ojos a esas almas que pronto, puede que tarde, no volverán a brillar. Pero no, yo no me rindo, no soy de esos que tiran la toalla antes de empezar y no lo voy a hacer ahora. No me rindo. Hay que seguir adelante por duro que sea. Hay que intentar vivir, por muy complicado que sea, por muy difícil que resulte hay que luchar, hay que dejarse la vida en el campo de batalla para conseguir lo que es nuestro.

Sigo avanzando y, escondidos entre la multitud de gente inocente atemorizada por el enemigo, puedo distinguir a valientes guerreros con fuego en la mirada y bravura en el rostro. Eso me impulsa.

–Parece que nos estamos abalanzando a una muerte segura, a un suicidio muy cercano… pero no. Todos sabemos que no somos quien creemos ser, todos sabemos que quizás nunca lo sabremos, quizás nunca descubramos quienes somos con total certeza. Pero os digo una cosa que no sois: cobardes. No os puedo asegurar que saliendo al campo de batalla a luchar vayáis a descubrir quién se esconde bajo vuestra piel, no os puedo asegurar la victoria pero sí que os puedo asegurar una cosa y esa es que, por mucha sangre que haya corriendo por la hierba, por muchas cabezas cortadas que hayan rodando, por muchos soldados derrotados tumbados en el suelo habremos muerto con honor, habremos muerto defendiendo lo que es nuestro, habremos muerto intentando conseguir lo que nos proponemos, y que me caiga un rayo ahora mismo si eso no vale más que una victoria. No vamos a dejar que esos que están arriba nos ninguneen más, no vamos a tenerles miedo porque ellos carecen de lo que nosotros tenemos: Unión. Ellos no saben lo que es la unión, no han experimentado en sus vidas lo que es la amistad, ni lo harán pero ¿y nosotros? Nosotros llevamos años unidos, juntos, años riendo y llorando a la par, años que nos han demostrado que ahora, aquí, no hay que echarse atrás, no hay que retirarse. Hay que luchar por nosotros, por lo que nos pertenece. Cualquiera podría pensar que estoy loco, cualquier persona puede pensarlo y será normal, será lógico. Porque estoy loco, estamos locos, sí, pero somos unos locos valientes, unos locos valientes y unidos que van a correr mirando a los ojos al enemigo, decididos, para poder clavarles la punta de nuestra espada. Sé que no será fácil y sé que, en un futuro, nuestros hijos irán a nuestros veteranos preguntando “¿Qué pasó aquel día?” y ellos tendrán que decirles que fuimos valientes, tendrán que responderles que no tiramos la toalla ni tampoco nos rendimos aunque nos superasen en número de hombres y armas. Sé que ahora mismo tenéis la imagen de vuestra familia al completo en vuestras cabezas. Luchad por ellas.

Veo que mis soldados recogen sus espadas del suelo y acto seguido miro sus caras.


– ¿Quién está conmigo? – Después de este grito, surgido de lo más recóndito de mi interior, veo que mis guerreros levantan sus armas y emiten un grito sonoro.

miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Recuerdas?


Todavía recuerdos nuestros labios labios juntos formando uno solo, nuestras lenguas jugando a encontrarse en la boca de la otra persona, nuestros ojos cerrados.

Todavía recuerdo de que manera sensual y, a la vez, agresiva, que presionabas mi pelvis contra tus caderas de cerámica fina mientras me clavabas en los ojos tu iris color marrón, color madera recién tallada.

Todavía recuerdo tu sonrisa roja dibujada en la inmensidad de mis labios.

También recuerdo como rellenabas las cuencas vacías que hay entre mis dedos con los tuyos y me sostenías las manos para, después, ponerlas en tu espalda, a escasos centímetros de tus caderas.

Recuerdo como nos reíamos  parecíamos esos niños que se sienten en la cima del mundo cuando su columpio se eleva alto; pero no nos importaba, eramos felices.

Recuerdo tu frente en la mía, nuestras narices pegadas y nuestras respiraciones en el rostro del otro.

Recuerdo acariciarte el pelo y ponértelo detrás de la oreja y también recuerdo besarte el cuello a la par que tu cerrabas los ojos.

Recuerdo esa tarde en tu salón, ese amanecer en la playa, ese anochecer en tu cama.

Recuerdo como me acariciabas la nuca.

Cuando te llevé lejos, lejos de todo, aislados de este mundo que, cuando mas lo necesitamos, nos da la espalda de un modo tan cruel que incluso duele. Cuando te llevé lejos a la playa lo recuerdo bien, no te gusta nada la montaña. Fue divertido porque ese día en ese momento, ese día, esas horas, ahí no había nadie, solos tu y yo. Parecía casi hecho a propósito. Tu y yo en una inmensa playa de arena blanca sin nadie a nuestro alrededor.

Bajo el sonido de las ruidosas olas estrellándose con las rocas que se camuflan bajo el color del agua te beso y, mientras recorro tu muslo con mis dedos, inhalo ese aroma que solo desprenden las playas,ese refrescante y prefecto aroma, mezclado con tu olor. Todo es perfecto. Todo era perfecto.

Que preciosa estampa formábamos  tu con los ojos cerrados cara al cielo azul sin apenas nubes, con el pelo revuelto, disperso por la toalla y yo con las manos sobre la cabeza y con una sonrisa boba en la cara que demuestra lo mucho que te quiero,

¿Te acuerdas de ese día? Yo nunca lo olvidare.
Pero tu nunca lo recordaras, claro que no.

Malditos sueños.

viernes, 10 de mayo de 2013

El problema es mío


Como un vendaval llegaste a mi vida y, no sé cómo, te me quedaste dentro, muy dentro de mí.

Hay veces que no tengo palabras para expresar lo que siento, veces en las que las palabras me sobran y no puedo parar, las palabras salen y forman oraciones, letra a letra expresando lo que sueño, vivo e imagino, veces que me sobran las palabras hasta en persona y me debería callar para no cagarla cada vez que abro la boca para hablarte. Hay veces que te odio aunque esté enamorado de ti, veces que iría a tu casa caminando sonriente bajo la lluvia para, solamente, conseguir un abrazo tuyo, veces que no se ni lo que quiero.

Ahí es cuando me doy cuenta de que el problema no está escondido en ti, sino que se encuentra cabizbajo, asustado, en uno de los escondites que hay entre las cuatro paredes de mi cabeza.

El problema está en mí, el problema lo tengo yo, pero claro, es mucho mas fácil echarle la culpa a alguien a quien amas

domingo, 28 de abril de 2013

Todo por tu culpa


El grafito de mi lápiz y la tinta de mi boli yacen casi muertos, en el suelo, derrotados y agotados de tanto escribir en tu honor

Aun así, ellos siguen ahí, siguen conmigo, siguen hacia delante, siguen por mí, porque me entienden y, dada mi situación, encontrar a alguien que me entienda y me acompañe en todo momento es muy difícil, prácticamente imposible, pero aquí siguen, aquí están ellos, ellos saben que les valoro y yo sé que me valoran pero ello no quita que estén agotados por mi culpa… o quizás por tu culpa, están derrotados y todo por tu culpa, joder,  porque no puedo parar de dedicarle palabras, textos y poemas a tu fino rostro. ¿No ves que lo único que consigues es hacer daño? Sé qué no es tu culpa… o si… o es solamente mía, no lo sé, pero podrías hacerme el favor de irte, de irte y no volver, de irte y desaparecer. 
                                                      
La cantidad de textos que te escribo y nunca verán la luz, el extenso número de cartas dispuestas a ser enviadas a tu buzón que todavía en mi cajón escondo… sigo pensando que todas ellas nunca serán entregadas ni leídas por nadie. Y todo por tu culpa. Tú tienes la culpa de que me quede sólo con mi insomnio por la noche con un papel y un lápiz entre las manos, tú tienes la culpa de mis sueños y pesadillas en los que aparece tu mirada marrón de las que me despierto de madrugada sudado y paralizado por las rodillas. Y todo por tu culpa. Tú tienes la culpa de la pila de papeles que llevan grabado a tinta tu nombre y, a día de hoy, guardo escondidos en mi cajón. 


Es tu culpa. Todo este sufrimiento que siento en mis carnes es por tu culpa, por todo el daño que me has hecho. Y todo por tu culpa. Es tu culpa que yo te ame tanto, es tu culpa que no pueda sacarte de mi cabeza, es tu culpa haberme enamorado. 



Me gustaría que tu imagen, tu persona, fuera como uno de mis tachones, esos que hago cuando me equivoco, esos que hago con mis errores. 


domingo, 21 de abril de 2013

Vete

¿Qué haces todavía aquí? ¡Vete! ¡No te quiero aquí! ¡Sal! ¡Fuera!
Pero ahí sigue; no se va. Se me queda mirando con su mirada de madera fina y reluciente. Pero no se va. Se queda sentada, sigue ahí, sonriéndome; es una sonrisa triunfal. La reconozco. Pero no te quiero aquí. No ahora. Sé que decirle de nuevo que se vaya no la hará moverse ni un mísero ápice pero yo lo intento y lo vuelvo a intentar hasta que tengo las mejillas rojas. Pero ella sigue ahí. Es como si disfrutara verme gritarla. Pero no es así. Sonríe porque sabe que sé que todo lo que diga será inútil. Es una sonrisa pícara, triunfal y mi mirada hacia ella intenta ser de odio. Lo intenta. No me sale mirarla con odio. Parece fácil pero no. Al final opto por sentarme en la silla de madera que hay frente a ella. La silla es suave y huele bien. Ahí sigue ella, su sonrisa y mirada, sentada en el suelo apoyada sobre la pared. ¿Por qué no se va? No lo entiendo… solo sirve para hundirse más. Mantengo la mirada fija en sus pupilas y un segundo después me recuesto sobre el respaldo de la silla y miro al techo, no sé qué busco pero algo está claro: tengo que tranquilizarme. 
Bajo la mirada y ella sigue ahí. Me pone muy nervioso. Cada vez que nuestras miradas se juntan es como que el mundo se paraliza y sólo estamos nosotros. Se levanta. Ya no sonríe como antes pero sigue igual de contenta. Cierro los ojos. Por el taconeo de sus pasos sobre el suelo se que me está rodeando. Abro los ojos y, si mis oídos no me fallan, está justo detrás de mí. Siento su respiración en la nuca. Me revuelve el pelo. Debería apartarle la mano pero no. Me encanta esta sensación… es… revitalizante. Termina la vuelta alrededor de la silla y se encuentra frente a mí. Miro hacia arriba. Su sonrisa sigue en pie. No me extraña. ¿Qué hago? Se retira unos pasos y vuelve a su pared pero no se sienta, solamente se recuesta y apoya un pie. Sigue mirándome. ¿A qué coño espera? Estoy confundido. Me levanto. Las piernas me tiemblan. Ella extiende sus brazos y avanza hacia mí. Pretende abrazarme. Espero que sólo sea un abrazo. Otro paso. Su sonrisa no baja, todo lo contrario. Ha llegado hacia mí y me rodea con sus brazos. No se que hacer. La agarro de las caderas y la junto más a mí. Ahora que estamos abrazados no puedo permitir que pare. Siento que todavía hay espacio entre nosotros y ella termina con ese espacio. Hundo mi cara en su pelo y aspiro el aroma que desprende. Ella hace lo mismo, anticipándose a mis actos. No quiero que esto acabe, ojalá pudiera parar el tiempo y vivir para siempre con los labios pegados a su cuello. Tengo que reprimir las lágrimas. Respiro hondo. Ya está. Ella me aprieta los brazos contra la espalda. ¿Qué hace? ¿Por qué para? ¡Vuelve! ¡No te vayas! Te quiero… aquí… conmigo
Ella me mira y articula, muy felizmente, la única frase que he escuchado de ella en todo el día:
— ¿No querías que me fuera?
No… si… no lo se… no se lo que quiero… te quiero a ti. 
Vuelve a sentarse. No se si le importo y si esto para ella es sólo un juego. ¿Es un juego? ¿Es un juego ideado por ella? Me encantaría pegarle una patada a la silla. Pero no. Se echa levemente el pelo hacia atrás con los dedos. ¿Por qué me gusta tanto que haga eso?… ¿Por qué me gusta tanto ella? Y se vuelve a levantar, como si me leyese los pensamientos. 



—Seguiré aquí hasta que dejes de amarme, seguiré aquí hasta que dejes de pensar en mi a todas horas, seguiré aquí mientras nuestras miradas se sigan cruzando y tú, cada vez que eso ocurra, sientas una sensación electrizante aquí —Me acaricia levemente con el índice el estómago —Seguiré aquí mucho tiempo más. 





Vete de mi mente, aleja tu recuerdo perfumado de mi nostalgia. 

jueves, 18 de abril de 2013

Enamorado

¿Y qué quieres que haga si mi amor es ciego?
tan abrasador y tan caliente como el fuego…

Pero le quieres a él así que
¿para qué intentarlo?
Yo lo que siento es amor y tú no haces más que alimentarlo

Me gusta tu pelo, tu piel, tu boca
me gusta tu carácter, fuerte como una roca

Dime una cosa.

Dime si eres capaz de rechazar nuestro pasado,
de mirar otra vez atrás y decir que nada ha cambiado.
Pase lo que pase, pasado lo pasado,
yo te quiero y tu sabes que siempre me tendras al lado
siempre apoyándote y demostrándote que he cambiado
Que no soy el de antes
Que yo he mejorado
Y soy capaz de hacerlo todo por ti porque estoy enamorado.

martes, 2 de abril de 2013

¿Valió la pena?


Somos el tic-tac de un reloj abandonado, somos las horas que recorremos en este duro, frágil y corto camino al que, ciertas personas que no quiero clasificar, llaman vida, somos los recuerdos del pasado, aquellos que duelen y desgarran el alma por dentro de una manera inhumana, aquellos recuerdos alegres que hacen que, con el mero hecho de recordar, lágrimas de alegría broten por nuestras mejillas para que, posteriormente, mueran en la comisura de los labios. Somos los sentimientos del presente tales como el amor o la añoranza a un ser querido que algún día se fue. Somos algo parecido a las hojas que pisamos una tarde acogedora de otoño al volver a casa.

No estoy loco, lo puedo afirmar e, incluso, asegurar que pensarte a cada segundo no es estar loco, ni mucho menos.

Me he pasado noches frías de invierno helado y tardes ardientes de verano retratando tu perfil de porcelana fina en tinta, describiéndote al milímetro en el saco de boxeo al que las demás personas llaman folio.
Puedes haber sido un error, tal vez no, pero hay una cosa que tengo clara… no me arrepiento de ti, querido error.

Pero ahora dime… ¿enserio valió la pena? Todas esas tardes, mañanas y madrugadas pensándote… pensando en que no puedes ni podrás ser mía, en que no se puede, en que enamorarte es como intentar agarrar el humo con las manos, ¿enserio valió la pena?




¿Enserio valiste la pena?



¿Enserio valió la pena enamorarme?

domingo, 3 de marzo de 2013

Para ella.


Ahora te estoy mirando y… tu sonrisa blanca como la nieve me bloquea, tu mirada color marrón madera me paraliza y, a la vez, me impide dejar de mirarte. Ese es el efecto que produces mí, preciosa. Sé que, ahora mismo, en este preciso instante, estás leyendo esto, probablemente no sepas que eres tú, probablemente pienses que es otra persona y probablemente me preguntes por ella… yo no te sabré responder… ¿y sabes por qué pasa eso? ¿Sabes por qué te quiero tanto? ¿Sabes por qué piensas que eres tú la chica a la que amo? Por qué no te valoras, no sabes mirarte al espejo y ver todas tus cualidades, te amo tanto porque eres… porque eres tan… tú. Ya que estas leyendo esto aprovecho para decirte que lo siento, siento auto dejarme en ridículo con el tartamudeo que me sale cuando te miro, siento no poder darte un abrazo todas las mañanas por vergüenza y siento no poder decirte que te amo, decirte que si no hubieras aparecido en mi vida no sé qué sería de mi… decirte que te necesito… decirte que te quiero…

Te quiero… dos palabras que significan tanto, dos simples palabras que… las tenemos que llevar a cuestas…

Me acabo de girar para mirarte y ¿sabes? Sigues igual de preciosa que siempre… ¿Quieres ayudarme? ¿Quieres hacerme un favor? No cambies.

Yo se de sobra que una chica como tú no se va a fijar en el chaval que se ha cortado el labio inferior afeitándose, sé que no te vas a fijar en aquel que le gusta escribir para desahogarse, sé que no te vas a fijar en la persona que más te quiere.

Esta carta va para la morena de mi clase, esa persona que tiene los ojos marrones y los lleva con carácter, esa persona que me encanta, esa persona que ama la lectura, esto va por ti, preciosa.



En fin, te pido por favor que no cambies nunca ya que eres la que pinta de azul el cielo de por las mañanas con ese pincel que yo llamo sonrisa.

domingo, 3 de febrero de 2013

Quiero...


Hola, te quiero, eres lo mejor que me ha pasado y la mejor persona a la que he conocido, el origen de mis alegrías y la persona por la cual me despierto cada día con una sonrisa en la cara, esa persona que me anima en los días de bajón y me da consejos siempre sin cansarse de mis gilipolleces y tonterías.

Te quiero

Quiero que nos besemos en tu portal hasta que tu madre te llame al móvil alegando, bajo un tenso hilo de voz, que está muy preocupada y, alegando repetidas veces: ¿Dónde estás?, le respondas calmada.

Quiero que me abraces y que encuentres en mí la persona que necesitas, que encuentres en mí la protección que otros no supieron darte, que encuentres en mí tu persona ideal, tu hombro al que llorar y tu peluche al que achuchar.

Quiero que bailemos a la luz de las velas de la mesa de tu casa cuando tus padres se van con tu hermano y nos quedamos solos, cenando y mirándonos a los ojos con rostro impenetrable a la vez que seductor.

Quiero perderme en la perfecta paz que me produce tu pelo y quiero divertirme con tu mera presencia.

Quiero que me beses el cuello y quiero que me muerdas las mejillas y quiero que cuando estés enfadada por los imbéciles que no te saben valorar, un beso mío lo arregle todo y te olvides de todo lo que hay en el exterior y centres toda tu pasión en mí, la persona que más te adora.

Quiero darte mi chaqueta de cuero cuando digas que tienes frío y quiero llegar al portal de tu casa y morderte el cuello y el labio inferior entre sonrisas.

Quiero pasear contigo cogidos de la mano y que la gente al pasar digan lo buena pareja que formamos.

Quiero que, en una pelea, una disculpa no sea un “perdón” quiero que un beso lo arregle todo… ¿Qué coño? No quiero peleas entre nosotros dos, quiero caricias, sonrisas y miradas pero no quiero peleas.

Quiero que me rodees el cuello con tus brazos y me mires sensual con esos ojos marrones únicos que sólo tú tienes, quiero que me digas que me amas y que te bese y yo responderte que no lo dejaré de hacer nunca.

Quiero acariciar tu pelo estando acostada en mi regazo bajo la luz de las estrellas y la luna y quiero que nuestros corazones emitan latidos al unísono y nos miremos durante segundos.

Quiero recorrer el mundo contigo, pequeña, quiero que me sonrías y quiero que me digas que me amas de la misma manera que yo a ti.

Quiero que hagas esas tonterías de niña pequeña, quiero que me acaricies el pecho y quiero morderte toda y examinar todos los rincones de tu cuerpo.

Quiero dormir abrazado a ti, quiero que, cuando tengas alguna pesadilla acudas a mi, quiero que me des el beso y el abrazo de buenas noches y el de buenos días.

Quiero que nos durmamos en la playa mirando la luna llena y madruguemos sonriendo y fundamos nuestros labios en un conjunto de sensaciones.


Quiero que…
Quiero que me quieras…