lunes, 26 de agosto de 2013

Frenesí.

Primero te arrinconaría entre mi cama y la pared mientras te beso y te acaricio el pelo. Luego, con los ojos cerrados y los dientes en tu cuello, buscaria los botones de tu camisa para desabrocharlos, cerrados no hacen nada util. Mientras te acaricio las caderas, busco como un explorador el cierre de tu sujetador. Con tu parte superior del cuerpo al descubierto, empezaria a pasarte la lengua por todo el cuerpo para terminar con un beso húmedo y una mirada pícara. ¿Todavía tienes puestos los pantalones? Tranquila que de eso me encargo yo. Me quito la camisa color negro y dejo al descubierto mi torso desnudo para abalanzarme sobre tu bragueta de botones blancos. Ya están los cinco desabrochados. Unos vaqueros cortos de tela fina y suave caen al suelo, detras mia, no se donde los he lanzado. ¿De verdad importa? Vuelvo a tu cara para besarla, para no dejar ni un centímetro de tu piel, vuelvo a tu boca, vuelvo a tus labios, vuelvo a cerrar los ojos y a quitarte la prenda que te queda a ciegas. Mi mano se acerca poco a poco a tus partes bajas para adentrarse bestialmente en ellas. Está húmedo. Termino de quitarme yo mi ropa con torpeza, pero sin dejar tus labios desocupados. Me tiro encima tuya. Dos cuerpos completamente desnudos y sudorosos, nuestros cuerpos desnudos y sudorosos. Te acaricio el cuello mientras tu me observas de arriba a abajo. Me pongo debajo. Ahora eres tu la que parece una loba hambrienta en busca de su alimento mas preciado: yo. En tu cara solo se refleja la  
Personificación del placer. Te muerdes el labio mientras me revuelves el pelo y me besas las orejas con impaciencia, me desarmas. Acaricio la curvatura de tu espalda y mis dedos vuelven a tu interior, tus gemidos me impulsan a no parar, a hacerlo mas rápido. Nuestros latidos están cada vez mas alterados y nuestras caras estan cada vez mas rojas. Con un leve movimiento tuyo de cadera me pones encima, ni siquiera se como lo has conseguido, y me pones suavemente las piernas sobre los hombros. Tu mirada picaresca solamente me dice una cosa: "hazlo" ¿quien soy yo para contradecirte? Y comienzan mis fuertes embestidas y tus gritos de placer, y comienzas a arañarme la espalda como si no existiera un mañana, y comienzas a suspirar por detras de mi oreja, los embates se van haciendo cada vez mas frecuentes. Sigo sin saber cuán fuerza tiene tu pelvis pero te pones de nuevo encima, veo que no has parado de morderte el labio en todo el rato. Veo tu imagen en un angulo que, a primera vista, parece recto con mi cuerpo y te veo subir y bajar mientras te sujetas el pelo con las manos para, posteriormente, ponerlas en mi pectoral y acercar tu cabeza a la mia para besarme agresivamente, vuelves a tu posicion, tus gemidos se hacen mas sonoros y tienes la cara rojísima. Y ya llegas. Un gemido enorme de larga duración emitido a pleno pulmon para formar un orgasmo tremendo. Te tumbas encima de mi, agotada, y es mi turno. Te agarro las nalgas fuertemente y doy una ultima embestida para seguir con un gemido de placer escandaloso.

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