jueves, 2 de octubre de 2014

Estoy cansado.

Ese ardor en la punta de los dedos, esa sensación extraña alrededor de la cabeza, esa sonrisa al recordar. Ese sudor frío recorriendome la espalda.
Esa lágrima que atraviesa mi nariz y me hace estremecer.
Y escribo, escribo a la sombra por que la luz me hace recordar, escribo y no pienso, solo escribo, solo te escribo. Y me voy consumiendo a la vez que la tinta de un boli.
Y no quiero seguir siendo el que ya no te despeina, el que ya no te abraza, el gilipollas al que ya no besas.
Y escribo tarareando el eco de tu voz que, aún después de tanto tiempo, sigue sonando. Y es que no quiero estar así, no quiero volver a despertarme arrastrando el aroma de tu recuerdo, no quiero volver a mirar al horizonte y escuchar tus palabras por que estoy cansado, cansado de recordar, cansado de sufrir. Me cansé de pensar, me cansé de mirar al techo tumbado en el frío suelo. Y ya no puedo más, estoy cansado. Cansado de amar.

Y con la inspiración de la soledad escribo.                                 
Y con la inspiración de la soledad me desintegro.
Te pensaré por última vez esta noche, te escribiré por última vez y después te olvidaré. O eso espero