martes, 25 de noviembre de 2014

La dejé escapar

La dejé escapar, se desvaneció de mis manos. Dejé escapar a una mirada en la que me reflejaba, una boca que me sonreía, una mano que me acariciaba.
Dejé escapar unos brazos que me rodeaban.
Quiero que volvamos a camuflarnos con la  oscuridad, que vuelva aquel paseo a través del puente, quiero volver a memorizarte.
Quiero volver a dormir y soñar, quiero volver a despertarme y sonreír, quiero volver a disfrutar y no sufrir.
Quiero volver a decirte que no tengas miedo, volver a prometerte que estoy contigo y nunca me iré.
He dejado escapar esos abrazos por la espalda que me estremecian, esos mordiscos en la oreja, esas caricias que me enrojecian, esos bailes a medianoche esas estrellas que se dormían.
Se fueron esos sueños que quisimos cumplir, esa vuelta al mundo, aquel salto en paracaídas, ese viaje en coche con destino a una carretera hacia ninguna parte.
Y fue mi culpa, solo mía, solamente yo tengo el poder de torturarme viendo aquella foto en aquel lugar del que no nos acordamos. Solo yo tengo el poder de torturarme escribiendo a alguien que se ha convertido en una sombra. Solo yo me torturo retratandote en palabras.
Así que adiós, yo te dejé escapar y ahora lo lamento, tu ya me olvidaste y yo me he dado cuenta de que nunca lo haré. Tu no miras atrás, yo desearía retroceder en el tiempo, retroceder al primer beso, retroceder a la primera mirada, retroceder al primer momento. Yo estare aquí para barrer tu tristeza y, mientras tu te estás yendo, yo sigo escribiendo con la tinta de una lágrima.