Como un vendaval llegaste a mi vida y, no sé cómo, te me
quedaste dentro, muy dentro de mí.
Hay veces que no tengo palabras para expresar lo que siento,
veces en las que las palabras me sobran y no puedo parar, las palabras salen y
forman oraciones, letra a letra expresando lo que sueño, vivo e imagino, veces
que me sobran las palabras hasta en persona y me debería callar para no cagarla
cada vez que abro la boca para hablarte. Hay veces que te odio aunque esté enamorado
de ti, veces que iría a tu casa caminando sonriente bajo la lluvia para,
solamente, conseguir un abrazo tuyo, veces que no se ni lo que quiero.
Ahí es cuando me doy cuenta de que el problema no está
escondido en ti, sino que se encuentra cabizbajo, asustado, en uno de los
escondites que hay entre las cuatro paredes de mi cabeza.
El problema está en mí, el problema lo tengo yo, pero
claro, es mucho mas fácil echarle la culpa a alguien a quien amas
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