lunes, 9 de marzo de 2015

Erase una vez.

Erase una vez tu y yo, tumbados en tu cama con música de fondo, sonriendo y proyectando luz entre nuestros labios, acariciando ese pelo 1ue te cae por las mejillas dando lugar a una cascada que, en muchas ocasiones, me da la felicidad. Dibujando una sonrisa en tu boca con mis labios.
Uñas tuyas las cuales me dejan una bonita marca alrededor de todo el largo y el ancho de mi espalda, y eso me encanta.
Me encanta la sensación de tus dedos clavandose en mi espalda, recorriendome con agresividad, dejando marca allá por donde pasan.
Me encanta la sensación de tu saliva viajando alrededor de mi cuello, tu lengua dejando marca, provocandome escalofríos, terminando con esa sensación electrizante que me recorre todo el cuerpo para acabar en el pecho, a la altura del corazón.
Erase una vez un pulso acelerado por el simple hecho de sostenerte la mirada, de mirar al fondo de ese marrón profundo sabiendo que centímetros más abajo esta una sonrisa esperando a fundirse en una con la mía.
Erase una vez tu ombligo, siendo recorrido en todas direcciones por mi nariz, acariciandote el cuerpo entero, desde las mejillas hasta el cuello, desde el cuello hasta el final de tus piernas.
Erase una vez mi nariz, besada por tu boca.
Erase una vez tu.
Erase una vez yo.
Erase una vez nosotros.
Erase una vez el amor.

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