Somos el tic-tac de un reloj abandonado, somos las horas que
recorremos en este duro, frágil y corto camino al que, ciertas personas que no
quiero clasificar, llaman vida, somos los recuerdos del pasado, aquellos que
duelen y desgarran el alma por dentro de una manera inhumana, aquellos recuerdos
alegres que hacen que, con el mero hecho de recordar, lágrimas de alegría broten
por nuestras mejillas para que, posteriormente, mueran en la comisura de los
labios. Somos los sentimientos del presente tales como el amor o la añoranza a
un ser querido que algún día se fue. Somos algo parecido a las hojas que
pisamos una tarde acogedora de otoño al volver a casa.
No estoy loco, lo puedo afirmar e, incluso, asegurar que
pensarte a cada segundo no es estar loco, ni mucho menos.
Me he pasado noches frías de invierno helado y tardes
ardientes de verano retratando tu perfil de porcelana fina en tinta, describiéndote
al milímetro en el saco de boxeo al que las demás personas llaman folio.
Puedes haber sido un error, tal vez no, pero hay una cosa
que tengo clara… no me arrepiento de ti, querido error.
Pero ahora dime… ¿enserio valió la pena? Todas esas tardes,
mañanas y madrugadas pensándote… pensando en que no puedes ni podrás ser mía,
en que no se puede, en que enamorarte es como intentar agarrar el humo con las
manos, ¿enserio valió la pena?
¿Enserio valiste la pena?
¿Enserio valió la pena enamorarme?
ASFGHJKLÑ *muere de amor*
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