Soñar con tener una cena romántica a la luz de las velas
junto a un ventanal enorme en lo alto de un edificio en el que se pueda ver
todos los coches como pequeñas hormigas que tienen prisa por llevar comida al
nido, aterrorizadas por que somos gigantes, en nuestra imaginación, y les
podemos pisar.
Soñar con el sonido de los tenedores al pinchar el filete
mirándonos a los ojos y sonriendo, intentando entablar una conversación de las
que no salen las palabras pero, ambos sabemos que no hace falta tanta
conversación ¿para qué?
Soñar con comernos un helado en el banco de enfrente del
restaurante sin haber vocalizado una palabra en toda la cita, sentarnos en el
banco y disfrutar del sabor que nos otorga una delicia helada sentados al lado
de la persona amada.
Soñar con que te invite a casa, alegando que vais a ver una
peli, sabéis que os gustáis pero tu solo dices que si, que siempre queda hueco
para una película de terror bajo la capa de la noche y bajo el romanticismo de
la luna llena.
Soñar con que se asusta viendo esa película y te abraza con
todas sus fuerzas buscando la seguridad de unos brazos calientes y que, al
terminar la película te invite a dormir porque está tan atemorizada que no
puede dormir sola en un piso alquilado en el que por la noche salen ruidos
emitidos e intensificados por el interior de la cocina.
Soñar con que aceptas y…
Y lo demás lo dejo
para sueños libres.
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